martes, 8 de septiembre de 2009

El impacto del contacto



La profesión docente conlleva una gran responsabilidad, en la medida que el maestro es visto como ejemplo y guía para el estudiante, por consiguiente, su comportamiento debe ser siempre manejado con cuidado, compromiso y dedicación.
La sociedad ha estereotipado las actitudes que deben manejar tanto las mujeres, como los hombres entre ellos mismos, por ejemplo: en las mujeres no esta “bien visto” que sonrían demasiado, que sean cordiales, amables, etc., porque inmediatamente éstas van a tener una connotación sexual, asimismo, si un hombre es demasiado respetuoso y gentil con una mujer, se puede sobreentender que él tiene otras intenciones, fuera de la cordialidad con ella.
Debido a lo anterior los educadores deben saber manejar este tipo de situaciones, con el fin de mantener una relación de respeto entre docentes, estudiantes, acudientes, directivas y toda la comunidad educativa, ya sea en el caso de un hombre o de una mujer.
En el caso de la mujer docente es recomendable imponer un límite entre ella y sus estudiantes, como por ejemplo: no permitir comentarios personales hacia ella, es decir, fuera del espacio académico en que se encuentre, estipular desde una comienzo las reglas y los parámetros para los trabajos , evaluaciones, etc., con el fin de evitar propuestas indebidas en un futuro, manejar muy bien las distancias y los roles de cada quien, no permitir acercamientos ni un contacto físico exagerado, no fijar su atención en solo algunos de los estudiantes, no seguir la corriente a las actitudes de ellos, etc., básicamente, la docente debe mantener una actitud que demuestre que es una mujer profesional y que merece todo el respeto.
En el caso del hombre docente, lo más importante es evadir el contacto físico o corporal, es decir, evitar movimientos que perpetúen esa distancia entre docente-alumno, como por ejemplo, rozar o acariciar la mano de alguna niña, tocar su cintura, cuello, cabello, etc., asimismo, debe manejar su mirada, para que en lo posible y en su mayoría ésta se dirija al rostro, puesto que puede llegar a ser malinterpretada, ya sea por los uniformes o por la forma de vestir de las mujeres en general, mantener límites en la privacidad de las estudiantes, no cuestionar acerca de aspectos que no hagan referencia al espacio académico y plantear desde un inicio las reglas y condiciones del espacio académico.
Definitivamente lo más importante en el aula de clase y con los estudiantes, es que tanto mujeres como hombres amen su profesión y sean respetuosos consigo mismos y con los demás.

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